Entre luces y sombras: crítica a "Lee Soo Man: King of K-Pop"


⚠️ Advertencia de spoilers:
Esta nota contiene detalles importantes sobre el contenido del documental "Lee Sooman: The King of K-Pop". Si aún no lo has visto y prefieres descubrirlo por ti mismo, te recomendamos volver después de verlo.

Disponible en Prime Video, este documental repasa la vida y legado de Lee Sooman, fundador de SM Entertainment y figura clave en la creación del fenómeno global del K-Pop.

  • El Visionario de SM: Lee Sooman


Desde el inicio, la narrativa es clara: Lee Sooman no solo fue un productor más, sino el arquitecto de toda una industria. Leeteuk, líder de Super Junior, lo llama "el corazón de SM". Suho, de EXO, lo describe como “un personaje enorme”. Para muchos, simplemente, es “el maestro”.


  • H.O.T., BoA y la expansión del K-Pop

El primer rostro en aparecer en pantalla es el de Kangta, integrante de H.O.T., quien recuerda que nadie tomó su sueño en serio, excepto Lee Sooman. Cuenta cómo fue reclutado de forma muy particular: no lo hicieron cantar, ni bailar. Fue elegido solo por su visual. Así, en 1996, H.O.T., conocidos como los pioneros del idol system, se convirtieron en un fenómeno juvenil tan poderoso que incluso los adultos empezaron a envidiar la cultura liderada por adolescentes. Más adelante, se convirtieron en la puerta de entrada de SM al mercado chino.

Luego llegó BoA, la primera “shining woman” de Lee Sooman. Su carrera arrancó con fuerza en Japón gracias al impulso directo del productor, y su primer Live Tour marcó el inicio de la expansión femenina del K-Pop fuera de Corea.

  • TVXQ y el Conflicto de los Contratos

Mientras el documental repasa estos hitos y muestra cómo SM Entertainment consolidó su popularidad regional, se toca uno de los temas más delicados e intrigantes para la fanaticada del K-Pop: la separación de TVXQ.


Se menciona que Kim Junsu fue uno de los artistas que inspiraron la creación de un grupo de la talla de Dong Bang Shin Ki (TVXQ). Sin embargo, el grupo se fracturó cuando tres de sus miembros, Kim Jaejoong, Park Yoochun y Kim Junsu, decidieron no continuar. El documental aborda el tema de los contratos de esclavitud como si se tratara de una exageración, restándole importancia a algo que marcó un antes y un después en la industria. Según se menciona, SM controlaba desde las ganancias hasta el vestuario y peinado de los artistas, todo en nombre de la “gestión de riesgos”.

Lee Sooman defiende el sistema. No lo llama una violación de derechos, sino que lo describe como un problema de “tentativas financieras”. Relata que, al no llegar a un acuerdo con los artistas, tuvo que salir públicamente en televisión. Ahí afirma: 

Invertimos más de cinco años en ellos y no es justo lo que están haciendo estos artistas, porque la industria del K-Pop no podría sobrevivir si fuera de otra manera.

En noviembre de ese mismo año, tanto los tres integrantes de JYJ como SM Entertainment deciden retirar sus demandas. Pero Lee Sooman subraya que no hubo ningún fallo que señalara que el contrato anterior estaba mal, lo que refuerza su postura de que no había nada incorrecto con el modelo que implementaban. Y va más allá: afirma que los contratos de ese entonces son exactamente los mismos que se usan ahora. Esta declaración deja claro que, para él, no hubo necesidad de reformar el sistema, minimizando nuevamente el conflicto y las voces que durante años lo han señalado como uno de los grandes problemas estructurales de la industria.

Acto seguido, se aborda cómo JYJ fue vetado de los medios coreanos tras su salida de SM. La escena donde se los minimiza con un simple cambio de canal usando un control remoto refleja la censura disfrazada de estrategia “inocente”, justo cuando estaban en el apogeo de su nueva carrera.

Después de tocar el tema de JYJ, el documental opta por obviar cualquier responsabilidad o profundidad respecto a las acusaciones que persiguieron a SM Entertainment durante más de 15 años. No se ahonda en el bloqueo sistemático que sufrieron los integrantes de JYJ, ni en las repercusiones reales que esto tuvo en sus carreras. En lugar de eso, Lee Sooman cambia de tema con una frase que suena a justificación: menciona que ha “mantenido su propia tecnología” todo este tiempo, como si eso bastara para justificar el modelo de gestión de la compañía.

  • Super Junior, EXO y NCT: Los sueños de expansión global


Acto seguido, se pasa brevemente por la carrera de Super Junior, destacando cómo su éxito traspasó las fronteras del K-Pop. La popularidad del grupo creció a la par con los avances tecnológicos, y se reconoce cómo supieron conectar con una audiencia internacional mucho más amplia. Sin embargo, la mención es superficial y no se profundiza en su impacto ni en los desafíos que enfrentaron.

Luego, Lee Sooman plantea que el K-Pop debía evolucionar hacia algo más grande: un universo. Así llegamos al debut de EXO, donde se introduce el concepto del Exoplanet. Los integrantes eran presentados como alienígenas con poderes únicos, en un intento por crear un mundo narrativo más complejo alrededor del grupo. Pero en este segmento llama la atención la evidente sobrepresencia de Baekhyun, uno de los miembros más reconocidos, y la omisión del resto de los integrantes, a pesar de que EXO llegó a tener más de 10 miembros. Es una selección que no pasa desapercibida.

Más adelante, el documental aborda el nacimiento de NCT. Taeyong, uno de los integrantes, aparece en pantalla para hablar de cómo Lee Sooman le habló de los sueños y marco con ello su forma de ver al grupo. De hecho, el concepto detrás de NCT gira en torno a eso: viajes a través de los sueños. Además, el grupo fue concebido con una estructura de expansión global. El plan era crear subunidades por país: NCT Estados Unidos, NCT México, NCT Arabia Saudita, entre otros. Un proyecto ambicioso que buscaba posicionar a SM en cada rincón del planeta con una marca única, pero adaptable culturalmente.

  • La oscuridad ignorada: Jonghyun y Sulli

Y ahora llegamos a uno de los puntos más controversiales y sensibles del documental: la innecesaria y cuestionable inclusión de clips relacionados con el fallecimiento de Jonghyun, integrante de SHINee.

Tras mencionar a NCT, el documental salta al año 2017 y, sin transición ni contexto suficiente, muestra imágenes del velorio y entierro de Jonghyun. En medio de ese material aparece Lee Sooman con una frase que deja una profunda inquietud:

Yo sabía de sus diferentes síntomas de su depresión. Él recibía tratamiento. Lo lamento. No sabría qué hice mal, pero sé que algo hice mal.

Esa declaración, lejos de brindar respuestas o alivio, abre aún más preguntas. Si sabía del estado de salud mental de Jonghyun, ¿por qué no se tomaron acciones más concretas? ¿Por qué no hubo un acompañamiento real? ¿Qué tipo de tratamiento era ese? ¿Qué espera transmitir el documental al incluir una confesión tan cruda sin un análisis posterior ni reconocimiento institucional de responsabilidad?

Sumado a esto, se incluyen imágenes de Jonghyun en conciertos, en su juventud, con una carga emocional evidente, pero sin mención alguna al grupo completo de SHINee ni al impacto que ellos han tenido en la cultura del K-Pop. Es una omisión que duele, especialmente para las personas que han seguido y amado a SHINee como grupo, como concepto, y como referente artístico.

El documental también toca brevemente el caso de Sulli,  integrante de f(x) que lastimomante tampoco está con nosotros . En lugar de nombrarlo como tal, se evita la palabra y se reduce su situación a “haber sufrido acoso en redes sociales”, tras la filtración de fotografías y videos. Se muestran imágenes de ella, otra vez desde la emocionalidad, pero sin profundidad, sin contexto, sin responsabilidad asumida. Lee Sooman simplemente dice que “no entiende qué es lo que pasó”.

Entonces, cabe hacerse la pregunta que sobrevuela toda esta sección: ¿Qué tanta responsabilidad tiene Lee Sooman y SM Entertainment en la salud mental de sus artistas? ¿Qué se está haciendo realmente por ellos? Porque las palabras vacías no bastan. Y este documental, lejos de dar respuestas, parece querer limpiarse las manos mientras proyecta culpa en un espejo roto.

  • “La parte oscura del K-Pop” según SM

Luego de abordar el delicado tema del fallecimiento de Jonghyun y Sulli, el documental introduce una de las frases más controversiales que ya había causado polémica desde el teaser promocional: "La parte oscura del K-Pop." Aquí, por fin, se revela el contexto en el que se usó esta expresión.

Contrario a lo que muchos espectadores esperaban, el documental no se refiere con esta frase a los conocidos problemas estructurales de la industria, como los contratos abusivos, la explotación, la imposibilidad de los idols de ser ellos mismos, los castigos por romper reglas estrictas o las denuncias de maltratos en otras agencias. No. Se toma un rumbo completamente distinto.

La “parte oscura” del K-Pop, según el documental, radica en el supuesto racismo occidental que enfrenta la industria, planteando que los problemas de salud mental, depresión y suicidios son asuntos que afectan a artistas de todo el mundo, no solo a los coreanos. Pero aquí surge una disonancia evidente: cuando en redes sociales e internet se menciona la parte oscura del K-Pop, se habla de realidades sistemáticas, de décadas de contratos esclavizantes, de idols silenciados, de censuras, y de una presión institucional que ha afectado a muchísimos artistas.

El enfoque del documental, al minimizar estos elementos y justificarlo como un problema global, desvía la atención de las verdaderas críticas que han existido durante más de 15 años. Aún más grave es la forma en que conecta estos temas con los fallecimientos de artistas como Jonghyun y Sulli, usándolos como evidencia para reforzar esa tesis de victimización cultural, cuando en realidad son casos mucho más complejos y humanos.

Además, al ser un documental que gira en torno a la figura de Lee Sooman, llama la atención que apenas se toque la parte conflictiva de su carrera. Si bien se destacan sus grandes aportes creativos y la expansión internacional del K-Pop, se omiten temas fundamentales: no hay un solo grupo de SM cuya formación original se haya mantenido intacta; muchos han enfrentado divisiones, salidas polémicas, y disputas contractuales. ¿No es acaso eso parte clave del legado de Lee Sooman?

  • El legado y futuro de Lee Sooman


Más adelante, el documental da un giro hacia una narrativa más favorable para SM Entertainment, enfocándose en la batalla corporativa que involucró la venta de acciones de la compañía. Se menciona cómo Lee Sooman vendió parte de sus acciones a Kakao, lo que provocó una intervención de HYBE, empresa matriz de BTS, que intentó tomar el control. En un inicio, parecía que la balanza se inclinaba a favor de Lee Sooman, pero con el tiempo, HYBE se retiró y Kakao tomó una posición dominante. Esta guerra de poder evidenció no solo la magnitud del imperio creado por Lee Sooman, sino también lo difícil que ha sido mantener el control sobre él.

El cierre del documental nos lleva nuevamente a los testimonios de figuras importantes de SM como Taeyong de NCT, Suho de EXO y Leeteuk de Super Junior, quienes hablan sobre la visión futurista de Lee Sooman. Se menciona también su actual distanciamiento con su sobrino, Lee Sung Soo, en relación al control de la compañía, y se nos presenta el nuevo proyecto que Sooman liderará: un universo de avatares digitales que seguirá desarrollando porque, según él, eso es lo que le apasiona.

Finalmente, el documental termina con una frase que resume su visión:

Si uno sueña solo, solo puede seguir un sueño. Pero cuando comienzas a soñar en conjunto, ese sueño se vuelve realidad.

Y remata con su idea de que el K-Pop dejará de llamarse así para él. En su mente, el futuro será llamado Planet Pop o Global Pop, dejando en claro que, más allá de todo, Lee Sooman sigue soñando a lo grande.

Al final, "Lee Sooman: The King of K-Pop" se presenta como un homenaje calculado, más interesado en preservar la imagen de su protagonista que en ofrecer una mirada honesta sobre las luces y sombras de la industria que ayudó a construir.

Si bien el documental reconoce algunos momentos oscuros, evita profundizar en las verdaderas estructuras de poder y control que han marcado el K-Pop desde sus inicios. Más que una biografía reveladora, parece una pieza de relaciones públicas que deja muchas preguntas sin responder y confirma una sospecha latente: que la narrativa oficial del K-Pop sigue estando cuidadosamente editada.

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