Godzilla: del horror nuclear a ícono pop mundial

@Godzilla_Toho

Cuando en 1954 se estrenó Gojira en Japón, pocos imaginaron que aquella criatura nacida de la radiación nuclear se convertiría en uno de los símbolos más duraderos del cine mundial. El monstruo, inspirado directamente por las secuelas de Hiroshima y Nagasaki y por las pruebas atómicas en el Pacífico, encarnaba el miedo colectivo a una era donde la energía nuclear podía borrar ciudades enteras.

Godzilla no solo fue un monstruo gigante que arrasaba con Tokio: era la personificación de la bomba atómica. Su piel, marcada como si fueran cicatrices por radiación, y su aliento atómico recordaban a una humanidad que acababa de experimentar la devastación nuclear. La primera película, dirigida por Ishirō Honda, se pensó como una fábula de advertencia más que como un simple espectáculo de monstruos.


Setenta años después, Godzilla es parte inseparable de la cultura pop. Ha protagonizado más de treinta filmes japoneses, varias producciones estadounidenses y hasta un universo compartido, el MonsterVerse, que lo enfrenta a rivales como King Kong. Su figura aparece en cómics, videojuegos, juguetes, animes y hasta como embajador cultural oficial en Tokio desde 2015, cuando se instaló una estatua en el barrio de Shinjuku.

Su popularidad no se detiene. El reciente estreno de Godzilla Minus One en Japón, que volvió a sus raíces más dramáticas y fue aclamado por crítica y público, confirmó que la criatura sigue siendo un espejo donde las sociedades proyectan sus temores y esperanzas. En Occidente, Legendary prepara nuevas entregas del MonsterVerse, manteniendo vivo el interés de las audiencias más jóvenes.

Godzilla nació como un grito contra la devastación nuclear, pero se transformó en un fenómeno global que mezcla memoria histórica, espectáculo y merchandising. Un recordatorio de que, incluso en el entretenimiento, los monstruos más poderosos siempre tienen raíces humanas.



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