El capítulo 4 del reality de supervivencia Boys II Planet ha vuelto a encender la conversación en redes sociales. Esta vez, el centro de la polémica es el mentor Kim Jaejoong, quien ha sido duramente criticado por una frase dirigida a uno de los trainees, la cual ha sido catalogada como body shaming por parte de algunos usuarios. Pero, ¿qué pasó realmente?
Durante una evaluación grupal a los integrantes de Boy Story, Kim Jaejoong comenta:
“En realidad, ahora tienen 20, 21 años, pero yo sentí una madurez. No solo en cuanto a habilidades, sino también en lo visual. Creo que eso no debería ser así.”
A esta observación se suma el coreógrafo Baek Kooyoung, quien añade un análisis técnico relacionado con el desempeño físico:
“Al bailar, ya sea en términos de potencia o de esa experiencia que da la práctica, creo que si se aligeraran un poco, podrían mostrar un desempeño mucho mejor, porque tienen la habilidad. Pero sentí que su físico necesita un poco más de trabajo.”
Finalmente, Jaejoong concluye con palabras de aliento al grupo:
“Espero que la próxima vez que nos encontremos, todos pasen como All Star. Han trabajado duro.”
Sin embargo, su última frase fue la que desató la controversia:
“Han Yu, pierde peso.”
Dicha línea, emitida con una sonrisa se viralizó rápidamente y fue recibida con indignación por parte de una parte del público. Sin embargo, al observar el contexto completo, es evidente que la frase no surge de la nada ni es un ataque aislado. Forma parte de una retroalimentación conjunta con el coreógrafo, centrada en el rendimiento físico dentro del escenario.
¿Una “mala edición”?
Tras el revuelo, Kim Jaejoong se pronunció a través de un live en Weverse y respondió en Instagram a un internauta quien expreso su preocupación. Allí aclaró que todo se trató de una mala edición por parte del canal —específicamente señalando a Mnet— que aisló su frase del contexto completo, generando una interpretación negativa que distorsiona la intención original.
Jaejoong afirmó que habló con los chicos tras bambalinas, que no hubo mala intención y que lo dicho fue parte de una evaluación sincera, como mentor que busca el crecimiento de los participantes.
Un debate que incomoda, pero es necesario
Este episodio reabre una conversación que muchos prefieren evitar: la presión estética dentro de la industria del K-pop. En Asia, los estándares físicos no son opcionales; son parte integral del perfil de un idol. El marketing, las votaciones, las portadas y hasta el orden en los escenarios suelen responder, en parte, al impacto visual de cada artista. Desde occidente puede parecer cruel, pero es una realidad estructural.
Entonces, ¿qué ocurre cuando la crítica proviene de públicos ajenos a esa cultura? ¿No somos también parte del problema cuando priorizamos al “visual” en rankings, agotamos su merchandising antes que el de otros miembros o compartimos solo sus fancams? El claro ejemplo es a quienes se tiene dentro de los 9 favoritos al debut, tal vez no se trata solo de defender o atacar, sino de reconocer una doble moral colectiva: criticamos lo que también consumimos y perpetuamos.
¿Fue un error?
Sí, probablemente Jaejoong pudo expresarse de otra manera. Su frase fue innecesaria en forma, aunque coherente con el análisis que ya se estaba dando. Como figura pública, tiene una responsabilidad adicional al comunicar. Pero también es cierto que ha sido uno de los mentores más empáticos del programa y que su carrera ha estado marcada por romper con el estigma de “rostro bonito sin talento”. Él mismo tuvo que demostrar que la apariencia no define el valor artístico de un idol.
Más que nadie, Kim Jaejoong conoce lo dura que puede ser la industria del entretenimiento. Vivió en carne propia lo que significa estar alejado de las cámaras durante más de una década, pese a su talento y trayectoria. Sabe lo fácil que es ser apartado del foco mediático y lo difícil que es mantenerse vigente. Por eso, resulta poco creíble pensar que su intención haya sido humillar públicamente a un trainee. Más bien, parece haber hablado desde la experiencia de alguien que ha enfrentado los altos y bajos del K-pop y que comprende mejor que muchos lo que se necesita para destacar y perdurar.
Este artículo no busca justificar, pero sí contextualizar. Porque si bien la crítica es válida, el linchamiento digital, acompañado de insultos, tergiversaciones y amenazas, no construye nada.
La conversación sobre los estándares estéticos en el K-pop debe seguir, pero desde la reflexión, no desde el odio.
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