Cómo China convirtió los juguetes coleccionables en una exportación cultural

Fuente: Pop Mart

China se está posicionando como uno de los grandes protagonistas del mercado global de los juguetes de moda, conocidos como trendy toys. Este segmento, que combina diseño, cultura pop y consumo emocional, marca un giro clave: el país ya no solo produce juguetes para terceros, sino que también crea marcas y personajes propios que conectan especialmente con las generaciones más jóvenes.

Durante décadas, China fue identificada como “la fábrica del mundo” en la industria juguetera. Sin embargo, en los últimos años esa imagen comenzó a transformarse. Desde 2024, una nueva ola de productos culturales y creativos, en especial figuras de diseño y juguetes coleccionables, generó fuertes picos de consumo tanto dentro del país como en mercados internacionales, consolidando a China como un actor central en este sector en expansión.

¿Qué son los trendy toys?

Los trendy toys son figuras coleccionables de diseño distintivo, generalmente producidas en series limitadas y comercializadas en formatos como las populares blind boxes (cajas sorpresa), donde el comprador no sabe qué figura obtendrá hasta abrir el paquete. Este modelo combina azar, exclusividad y coleccionismo, una fórmula especialmente atractiva para el público joven.

Más allá del objeto físico, estos juguetes funcionan como símbolos de identidad y pertenencia. Coleccionar ya no implica solo acumular figuras, sino formar parte de una comunidad: seguir lanzamientos, intercambiar piezas, buscar ediciones raras y compartir la experiencia en espacios digitales.

Redes sociales y consumo digital

Uno de los principales motores del crecimiento de los designer toys chinos es su fuerte integración con las redes sociales. Plataformas como Douyin, Xiaohongshu (RED), Weibo, TikTok, Instagram y YouTube amplificaron el fenómeno a través de videos de unboxing, reseñas, rankings y contenido generado por los propios usuarios.

La compra se transforma así en un evento social. La expectativa al abrir una blind box, la reacción emocional y la posibilidad de conseguir una figura poco común se vuelven virales, impulsando el deseo de consumo. En este contexto, el marketing tradicional pierde protagonismo frente a comunidades digitales activas que legitiman y difunden las marcas de manera orgánica.

Empresas como Pop Mart, líder del sector, supieron capitalizar esta dinámica y convertir personajes como Labubu en fenómenos reconocibles incluso fuera de China, impulsados en gran parte por su circulación constante en redes sociales.

Un mercado en plena expansión

De acuerdo con estimaciones de organismos oficiales chinos y asociaciones industriales, el mercado de juguetes de diseño en China alcanzó un valor aproximado de 60 mil millones de yuanes en 2023 (unos 8.5 mil millones de dólares). Las proyecciones indican que podría llegar a los 110.1 mil millones de yuanes para 2026, con una tasa de crecimiento anual superior al 20%.

Estas cifras no solo reflejan la fortaleza del mercado interno, sino también su creciente impacto internacional. Cada vez más marcas chinas son adoptadas como objetos de culto por consumidores jóvenes en Asia, Europa y América.

Más que números

Analistas coinciden en que el éxito de este sector responde a lo que se conoce como consumo impulsado por emociones. Los compradores no buscan únicamente un juguete, sino una experiencia compartida, una forma de expresión personal y un vínculo cultural. El formato de blind box, por ejemplo, genera expectativa y sorpresa, alimenta interacciones en línea y convierte el coleccionismo en una práctica comunitaria.

Este enfoque permitió que China deje atrás el rol de simple productor para posicionarse como creador de tendencias, con propuestas que dialogan directamente con la cultura pop y los hábitos digitales de las nuevas generaciones.

Una industria con alcance internacional

La expansión de tiendas especializadas, la presencia en ferias internacionales y las colaboraciones con marcas extranjeras confirman que los designer toys chinos ya no son un fenómeno exclusivamente local. Empresas como Pop Mart abrieron decenas de tiendas en ciudades de Asia y Europa, mientras que sus productos circulan en múltiples mercados.

En este proceso, la percepción del sello “Made in China” también se redefine: ya no se asocia únicamente con producción en masa, sino con creatividad, identidad cultural y tendencias globales que marcan el pulso del consumo joven.

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